Berlín 1945 (+Película)

La película de Yuri Raizman nos cuenta la batalla final del Ejercito Rojo contra el fascismo durante la Segunda Guerra Mundial: la toma de Berlín. Con imágenes de los archivos cinematográficos alemanes, también desvela los planes fascistas para dominar el mundo (aunque no dice nada, supongo que para no perturbar a los que entonces todavía eran sus aliados, sobre la financiación de estos por parte de las grandes corporaciones norteamericanas, francesas e inglesas). El documental narra la historia de la última batalla decisiva contra la Alemania fascista, la captura de Berlín y la rendición incondicional de las fuerzas armadas alemanas ante el Ejército Rojo y los trabajadores soviéticos. Fue realmente una pena que los soviéticos creyeran entonces que con la derrota del nazismo se había terminado con el fascismo, en vez de continuar la batalla hasta poner la bandera roja de los trabajadores sobre Lisboa, Madrid o Londres, para acabar así definitivamente con todo rastro de capitalismo en Europa (el agotamiento de la larga SGM y la determinacion de cumplir los acuerdos con las potencias occidentales, algo que estos nunca hubieran respetado -de hecho pactaron en 1934 en Munich con Hitler para intentar echar a los nazis contra la Union Sovietica- harían que con la bandera sobre el Reichtag se diera por zanjada la guerra contra el fascismo). Sin embargo, hoy está todavia más claro que entonces, para acabar con las serpientes fascistas hay que terminar también con el huevo del cual surgen, el capitalismo. El documental de Raizman se puede ver a continuación, completo y subtitulado en castellano:

Trabajo productivo vs Trabajo improductivo


El lector Mike Treen –que es líder sindical en Nueva Zelanda– tiene algunas preguntas acerca de qué es y qué no es trabajo productivo. Da ejemplos específicos, y se pregunta si el trabajo en cuestión es trabajo productivo o improductivo. Voy a examinar sus preguntas a continuación. En primer lugar, voy a comenzar con algunas observaciones generales. Los economistas clásicos, Marx y el trabajo productivo versus el trabajo improductivo Los economistas políticos clásicos burgueses hicieron una distinción entre trabajo productivo e improductivo. Marx mejoró en gran medida la teoría del valor y la plusvalía estableciendo de manera clara lo que se entiende por trabajo productivo e improductivo en el modo de producción capitalista. ¿Cuál es el objetivo de la producción capitalista? Es la producción de una masa cada vez mayor de ganancia. Pero la ganancia es sólo la forma-dinero de la plusvalía. Por lo tanto, en lo que al sistema capitalista se refiere, el trabajo sólo es productivo si crea plusvalía. No es suficiente que el trabajo cree valor –es decir, el trabajo abstracto incorporado en un producto material o servicio–, además debe crear plusvalía. Los economistas clásicos consideraban el trabajo de los sirvientes personales improductivo en el sentido capitalista –el único sentido que les interesaba. Estaban en lo correcto en esto. Pero, según la opinión de Marx, esto hizo que Adam Smith hiciera una generalización incorrecta. Smith sostenía que sólo el trabajo que produce bienes materiales, en contraposición a los servicios, es trabajo productivo. Supongamos que soy un hombre rico –no interesa si soy un capitalista o un propietario– que decide contratar obreros para producir una pieza de mobiliario que voy a utilizar sólo como un artículo de consumo personal. En este caso, a pesar de que los obreros que contraté produjeron un valor de uso material y realizaron un trabajo excedente (trabajo por encima del valor de su fuerza de trabajo), su trabajo no tomará la forma de valor porque los muebles no serán intercambiados. Nunca se venderán en el mercado. Dado que no se produjo ningún valor, tampoco se produjo plusvalía. Por lo tanto, el hecho de que el trabajo de los obreros produzca un valor de uso material y tangible no hace que su trabajo sea productivo en el sentido capitalista de la palabra. Pero ¿qué pasa con la situación contraria? ¿Qué pasa si como propietario de un teatro, que administro como una empresa con fines de lucro, contrato a una cantante de ópera con la intención de que haga presentaciones en vivo, a las que sólo asistan clientes que paguen dinero? ¿El trabajo de la cantante de ópera es productivo en el sentido capitalista? ¿Produce plusvalía?

Patriotismo e Internacionalismo

Llamamos patriotismo al amor a la patria, a la tierra donde uno nació. Es una de las más profundas emociones que encontramos en las masas. Se han cantado muchas canciones para enaltecer el amor a la patria; también los poetas y científicos han escrito mucho al respecto. Pero no todos entienden o hablan de la misma manera el concepto de patriotismo. Cuando habla un representante de los trabajadores, él identifica el sentido del deber patriótico con la lucha por la felicidad del pueblo trabajador. Sin embargo, los ideólogos de las clases explotadoras, por lo general, tratan de utilizar el amor de las masas por su país en beneficio de sus intereses de clase egoístas. La burguesía usualmente sustituye el patriotismo con el nacionalismo, corrompiendo las mentes de la gente sencilla, inculcándoles ideas chovinistas y reaccionarias. El nacionalismo o chovinismo no tiene nada en común con el patriotismo de las masas trabajadoras. La burguesía y sus ideólogos siempre han albergado prejuicios nacionalistas, pero apenas sus bolsillos se ven amenazados traicionan el interés nacional sin la más mínima vacilación. La historia de la dominación de la burguesía está llena de ejemplos de traición nacional. La afirmación de Carlos Marx que dice que desde que la burguesía se convirtió en clase dominante su patriotismo ha degenerado en puro engaño, no fue un comentario casual. Es conocido, por ejemplo, que en 1871, durante la guerra franco-prusiana, cuando el ejército francés había sido derrotado y el país estaba en las garras de una profunda crisis política que condujo a la creación de la Comuna de París, la burguesía entró en un pacto vergonzoso con los vencedores prusianos. El verdugo Louis Adolphe Thiers, político de la burguesía francesa, desató una monstruosa y sangrienta venganza contra el proletariado parisino por querer establecer una Francia nueva y libre. La burguesía rusa también tomó el camino de la traición abierta de los intereses nacionales en el periodo 1917-1920, después de que el proletariado ruso, en alianza con el campesinado pobre, tomara el poder en sus manos.Los capitalistas y terratenientes que habían sido derrocados por la revolución socialista, se aliaron con los imperialistas de Alemania, Francia, Inglaterra, Estados Unidos y Japón, y estuvieron dispuestos a vender Rusia, estuvieron dispuestos a cometer el crimen más atroz contra los pueblos de su país. Y si la clase obrera, dirigida por el Partido bolchevique, no hubiera salvado Rusia en ese momento, hubiera perdido su independencia económica y política y se hubiera convertido en una colonia de los bandidos imperialistas.

Que mi nombre no se borre de la historia. Las 13 rosas. (+Documental)

Tras la ocupación de Madrid por el ejército franquista y el fin de la guerra, las Juventudes Socialistas Unificadas intentaron reorganizarse clandestinamente bajo la dirección de José Pena Brea, de 21 años. Tras el golpe de Estado del dictador Franco y el fin de la guerra, los dirigentes del PCE y las JSU habían abandonado España, dejando la organización en manos de militantes poco significativos, los cuales esperaban pasar más desapercibidos. José Pena, secretario general del comité provincial de las JSU, fue detenido por una delación y obligado a dar, mediante torturas, todos los nombres que sabía y firmar una declaración preparada. Roberto Conesa, policía infiltrado en la organización, colaboró también en la caída de la organización (Conesa fue posteriormente comisario de la Brigada Político-Social franquista y ocupó un cargo importante en la policía durante los primeros años de la democracia). La práctica totalidad de la organización clandestina cayó de este modo, sin apenas posibilidad de reorganización. La mayor parte de los detenidos aún no había tenido tiempo de integrarse en la organización clandestina o apenas acababan de hacerlo. A la captura de los militantes ayudó el hecho de que los ficheros de militantes del PCE y las JSU no habían podido ser destruidos, debido al golpe de Estado del coronel Casado, y fueron requisados por los militares franquistas al ocupar Madrid. Entre los detenidos se hallaban Las Trece Rosas, que fueron detenidas y conducidas primero a instalaciones policiales, donde fueron torturadas, y después a la cárcel de mujeres de Ventas, construida para 450 personas en la que se hacinaban unas 4000. El 29 de julio, Isaac Gabaldón, comandante de la Guardia Civil, inspector de policía militar de la 1ª Región Militar y encargado del "Archivo de Masonería y Comunismo" (archivo que agrupaba los documentos recopilados por el ejército de Franco en su avance durante la guerra), su hija de 18 años y su chófer fueron asesinados en Talavera de la Reina en un atentado cometido por tres militantes de las JSU. En el Consejo de Guerra que se celebró el 3 de agosto (expediente 30.426) fueron juzgados 57 miembros de las JSU, de los cuales 14 eran mujeres. Entre los acusados se encontraban los tres asesinos de Gabaldón, mientras que la mayoría del resto habían sido detenidos antes del atentado. En el juicio se dictaron 56 penas de muerte, librándose sólo una de las mujeres.

Marxismo y Revisionismo (V.I.Lenin)

Es bien conocido el aforismo que dice que si los axiomas geométricos afectasen los intereses de la gente, seguramente habría quien los refutase. Las teorías de las ciencias naturales, que han chocado con los viejos prejuicios de la teología, provocaron y siguen provocando hasta hoy la oposición más enconada. Nada tiene de extraño, pues, que la doctrina de Marx, que sirve en forma directa a la educación y organización de la clase de vanguardia de la sociedad moderna, que señala las tareas de esa clase y demuestra la sustitución inevitable -- en virtud del desarrollo económico -- del régimen actual por un nuevo orden, haya debido luchar por conquistar cada uno de sus pasos. Inútil es decirlo, esto aplicado a la ciencia y la filosofía burguesas, oficialmente enseñadas por profesores oficiales para embrutecer a las nuevas generaciones de las clases poseedoras y "adiestrarlas" contra los enemigos exteriores e interiores. Esta ciencia no quiere oir hablar de marxismo y lo proclama refutado y aniquilado; Marx es atacado con igual celo por los jóvenes doctos que hacen carrera refutando el socialismo, como por los decrépitos ancianos que conservan la tradición de toda suerte de anticuados "sistemas". Los avances del marxismo y la difusión y el afianzamiento de las ideas marxistas entre la clase obrera provocan inevitablemente la reiteración y agudización de esos ataques burgueses contra el marxismo, que sale más fuerte, más templado y vitalizado de cada uno de sus "aniquilamientos" por la ciencia oficial. Pero, aun entre las doctrinas vinculadas a la lucha de la clase obrera y difundidas de modo predominante entre el proletariado, el marxismo de ningún modo consolidó su posición de golpe, ni mucho menos. Durante el primer medio siglo de su existencia (desde la década del 40 del siglo XIX) luchó contra teorías que le eran profundamente hostiles. En la primera mitad de la década del 40, Marx y Engels ajustaron cuentas con los jóvenes hegelianos radicales, cuyo punto de vista era el del idealismo filosófico. A fines de esa década, en el campo de las doctrinas económicas pasó a primer plano la lucha contra el proudhonismo. Esta lucha terminó en la década del so con la críiica de los partidos y doctrinas que habían surgido en el turbulento año 1848. En la década del 60, al expulsar al bakuninismo1 de la Internacional, la lucha se desplazó del campo de la teoría general a un campo más cercano al movimiento obrero propiamente dicho.